B.T.: CABEZA DE FAMILIA
Prólogo
Bob se giró una última vez. Su amado centro penitenciario. Sonrió. A pesar de todo lo que había vivido allí, le gustaba. Había pasado muy buenos momentos allí. Echaba de menos ver a diario a Snake, Dwigth, el jefe Wiggum…
Por fin, había vuelto a Springfield.
-Ya hemos llegado.
Se bajaron del coche y vieron su nueva casa. Era todo muy diferente a como lo recordaba. Sin embargo, se distinguía a la perfección el perfil de las gigantescas bobinas de la central nuclear.
-Y ¿Por qué decías que destacaba este pueblo en toda América?
-Oh, tiene el mayor porcentaje de políticos corruptos por metro cuadrado.
-¿Y eso es bueno?
-Puesss…No. Francamente, no. Aún así hay que ver el lado bueno. Y el lado bueno es… pues… ¡el caso es que ya estamos aquí!
-Me pregunto cómo será nuestro vecino de al lado.
Bob, Francesca y sus dos hijos entraron. Su nuevo vecino les estaba esperando dentro.
-¡Hola hermanito!
-¿Cecil? ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!
-¿No te alegras de verme?
-Depende ¿A qué has venido?
-A traerte esta tarta de bienvenida.
-Me alegro de verte.
Capítulo 1
Unos años más tarde…
Gino Terwilliger se levantó de la cama. Preferiría no tener que ir a aquel lugar, el colegio, aquel sitio en el que su libertad de expresión se veía visiblemente disminuida. Se reunió con su hermana Silvia en la mesa de la cocina.
-¿Qué tal la noche?
-Horrible. Volví a soñar con el perro con cara de caballo y cuerpo de gallina que me perseguía.
-¿Cómo sabes entonces que era un perro?
-Neh. Cállate.
Bob apareció, como era costumbre, detrás del periódico.
-Hum. Parece que ha quedado una plaza libre en la central nuclear de Springfield. Debería cogerla.
Francesca entró en la cocina a pasmante velocidad, dándoles a todos un susto.
-¿Cómo diablos sacas tanta energía después de una noche tan… animada? -la miró con picardía.
-Cosas mías -después de besarlo en la frente, se dispuso a prepararse el desayuno.
-¿Sabes, cariño? Creo que voy a coger ese puesto de la central nuclear. ¿Gino?-se fijó en su hijo-¿Estás bien?
-No. En el colegio no me siento bien. Los matones me atizan a todas horas.
-No tienes la suerte que tuvo Cecil. Siempre que los matones iban a por él en el parque, yo salía con una pala enorme y les atizaba hasta que se marchaban.
Gino le echó una mirada asesina a su hermana.
-¿Por qué no tendrás cinco años más?
-No es culpa mía, si no tuya, por nacer antes. ¿No podías esperarte unos añitos?
-Papá, ¿a que es ella la culpable por no nacer antes?
-Aaaaargh… ¿por qué no podéis discutir como los otros niños de vuestra edad?
-Porque no somos otros niños de nuestra edad. Somos nosotros, los hijos de un psicópata asesino culpado de diecisiete casos de intento de asesinato.
-Y uno de robo de plátanos- les recordó su madre.
-Dita sea. Robas una banana y te persigue toda la vida.
-¿La banana te persigue?
Bob suspiró.
-Sí, con su comitiva de kiwis y manzanas, no te…
-Hum… bananas rencorosas…buena idea para una película- Gino ya estaba flipando con sus absurdas ideas.
Gino llegó a clase. Ya se oían las burlas de sus compañeros de clase.
-Mira, ya llegó palmera-man.
-Para tu información, tengo el pelo así por herencia familiar.
-Lo siento… ¡siento que tengas un padre tan rarito!
Gino gruñó. Sus gruñidos. Otra de las cosas que le hacía parecerse infinitamente a Bob. Era casi idéntico a él, salvo por los pies. Eso le había tocado a su hermana. Ella había heredado los pies de su padre. “Aquellas gigantescas molestias con cuatro dedos”, como ella les llamaba.
Cuando se fijó en que abría entrado la única cosa que hacía el colegio algo pasable. Maggie Simpson.
-¡Hola!
-Hola…
-¿Te ocurre algo?
-Neh, lo de siempre. Todo el mundo se mete conmigo. No tengo la culpa de esto- se señaló el pelo.
-Vamos, no importa- Maggie le tocó el hombro- tu eres genial, no hay razón para que te sientas mal con ellos. Simplemente ignóralos.
Eso adoraba Gino de ella. Conseguía que un día terrible se convirtiese en una paradisíaca jornada de colegio.
Tocó el timbre.
-El timbre. Ese artilugio que marca el final y el comienzo de nuestra libertad. No lo queremos ni ver a primera hora, pero adoramos sus toques al final del día. Irónico.
-Eres un teatrero- Maggie le sonrió.
Gino respondió con una risa boba.
“¿Por qué diablos me sale la risa floja? Parezco un imbécil”
-Sí, eso me dicen.
La verdad era que Gino no consideraba a Maggie tan solo una amiga…
Charles Montgomery Burns encontraba en su despacho, como era costumbre. Se aburría.
-Smithers, me ocurre algo. Me aburro como una ostra. Ande, sea bueno y coja esta jarra y golpéese para hacerme reir.
-La verdad, señor, no creo que…
-¡Me importa un pimiento! ¡La jarra!
De repente, llamaron a la puerta.
-Pase.
Un hombre alto y trajeado entró por la puerta. Su aspecto era cómico. Un pelo con forma de palmera desproporcionadamente grande y unos enormes pies, dignos de un Bigfoot.
-¿Qué quiere? ¿No ve que estaba a punto de reírme de la sumisión de Smithers?
-Sr Burns… me llamo Bob Terwilliger. Venía por lo del puesto.
-Ah, sí. Necesitamos algún panoli que se encargue de ocupar el puesto vacante del sector 7-G. ¿Sus antecedentes?
-Bueno, esa es la parte mala…- Bob le enseñó sus fichas policíacas.
-Hum... ¡diecisiete intentos de asesinato!
Smithers acercó la cara al expediente.
-Y uno de robo de plátanos, señor.
-Espere… yo le conozco… ¡usted es el actor secundario Bob!
-Lo era.
-Bueno, pues en ese caso, está contratado.
-Pero, mi expediente…
Burns cogió un mechero.
-¿Expediente? ¿Qué expediente?
Intentó encender el mechero, pero por mucho que lo intentó, su reducida fuerza no logró siquiera producir una chispa.
-¡Cuernos! ¡Smithers!
-Sí, señor.
Smithers quemó el expediente sin problema. Bob lo miró asombrado.
-No se arrepentirá.
-Más le vale, por qué si no… ¡quiero decir, claro que no!
Capítulo 2
-Y este es Homer Simpson, uno de los imbéciles del sector 7-G. No le dé de comer, podría causar una catástrofe.
-No dar de comer al gordo. OK.
-Y, finalmente, este es su puesto. Mañana comienza a trabajar con esto, a si que prepárese.
-¿Es una broma? Esto es material de limpieza.
-Claro. No pensará que iba a empezar a trabajar en las máquinas, ¿verdad?
-No, no… claro que no…
Bob estaba visiblemente decepcionado.
Francesca se levantó del suelo, que había dejado como los chorros del oro.
-¡Ay! Con los chicos en el colegio y Bob en la central, no se me ocurre nada para divertirme. Ahora que he acabado de limpiar, voy a ver un poco la tele.
-Veamos que echan…
Miró la televisión, sin ningún programa bueno. De pronto, la puerta se abrió. Bob apareció con un tono de enfado en su plácido rostro.
-¿Ocurre algo, cariño?
-¡Con la fregona! ¡Me van a dar un trabajo con la fregona! ¡En el anuncio no ponía nada sobre ayudante de limpieza!
-Tranquilo, tranquilo. Es tu primer trabajo. No te preocupes, seguro que encontramos uno mejor.
Bob y Francesca se quedaron mirándose el uno a los ojos del otro durante unos segundos.
Después, Bob sonrió y besó a su esposa en la boca.
-Tienes razón. No debí mosquearme tanto.
-Cambiando de tema, dentro de tres días es San Valentín. Y había pensado que tu y yo…
-Ya lo he preparado todo.
Bob sacó unos pases para un salón de baile.
-Tenemos reservadas cuatro horas de baile. Y he comprado un ambientador sensual. Además, le he sacado el polvo a mi viejo traje de actor secundario.
-Y ya sabes cómo me escita… ¡Grrrr!
Gino se miró el bocata que le habían preparado.
-Ah. Mermelada. Bueno, ya sé lo que va a pasar.- dejó el bocadillo sobre la mesa. Los matones llegaron en seguida.
-¡Eh, tú! ¡Danos el…!
-Sí, sí, el bocadillo, ahí lo tienes. Por favor, hoy estoy de mal humor, a si que no os pongáis pesados.
-Tío, se está metiendo contigo.
-¡Eh, tú! ¡No te atrevas a meterte conmigo!
-Realmente me das lástima. Necesitas que otro te diga lo que está ocurriendo para entenderlo.
-¡Se acabó! ¡Démosle una paliza!
Bob estaba viendo Frasier en la televisión, riéndose.
-Ah, este Frasier… ¿Por qué me identificaré tanto con él?
Notó que sus hijos entraban.
-Hola, chicos, ¿qué tal el cole?- se giró para mirarlos- ¡Gino! ¿Qué diablos te ha pasado?
-Oh, lo de siempre.
Su hijo tenía un ojo morado, la camiseta rota, la nariz sangrando y le faltaba un zapato. Bob se lo llevó a la cocina y habló con su esposa.
-Esto no puede seguir así. Hasta ahora volvía sin el dinero del bocadillo, y, cómo máximo, con un moratón pequeño. Ya hemos hablado con el director varias veces, pero eso, al parecer, solo empeoró las cosas. Hay que cortar esto de raíz. Me voy al colegio.
Bob cogió su gabardina y salió de la casa, para dirigirse al colegio de primaria de Springfield.
-Comprenderá, señor Skinner, que esto no puede continuar.
-Lo entiendo, pero esos matones no se paran ante nada, son muy agresivos.
-¿Y no se supone que usted es el director?
-¡SKINNER!
El superintendente Chalmers apareció en la puerta a la velocidad del rayo.
-Ho-hola, superintendente Chalmers.
-Cállese, Seymour. He oído que su hijo tiene problemas en el colegio. Tal vez eso se podría solucionar de una forma. Aunque me temo que no le va a gustar. Nada de nada. La única manera es cambiarlo de colegio.
-¿Qué? ¡No voy a hacer eso! ¡Mi hijo no irá a otro colegio porque unos mastuerzos con cara de ceporros lo abochornen y lo machaquen! Está claro que si quieres hacer algo, tienes que hacerlo tú mismo. Tengo experiencia de tratar con niños…
Al día siguiente, Gino se encontraba con el dinero del almuerzo en la mesa. Esperaba a los matones. No tardaron en aparecer detrás de un árbol.
-¡Danos el dinero!
-Cógelo tú, so vago, que para eso tienes manos.
-¡Tengo manos para esto!
El matón alzó el puño, pero un sonido lo hizo pararse.
-Quieto ahí parado, amiguito.
Un hombre con un rifle salió de los arbustos, apuntándoles.
-¿Papá?
-Sí. He venido a asegurarme de que esos gorilas no te tocan. ¡Y ahora, largo!
Los cuatro se largaron corriendo.
-¿Te digo una cosa? El rifle no está cargado.
Se oyó un disparo.
-Corrijo, le quedaba una bala. Y no llevaba el seguro puesto.
Gino abrazó a su padre.
Francesca se encontraba en el centro comercial, mirando algún producto para el pelo de su marido. Como no se decidía, llamó a Bob al móvil.
-Cariño, ¿Estás ahí?
-Sí, ¿Ocurre algo?
-No, solo quería que me dijeras cual era el champú que usabas. Por cierto, ¿Qué tal el nuevo trabajo?
Bob se acordó. El trabajo. Había estado tan ocupado vigilando los pasos de su hijo que se había olvidado por completo su nuevo trabajo.
-Tengo que colgar.
Francesca se quedó chafada.
-Bueno, ¿Y ahora cuál de estos cojo?
Capítulo 3
Bob llegó a la central justo a tiempo para ver cómo le entregaban la fregona a un paleto con dos dientes saliéndole de la boca.
-¿Qué? ¿Quién es este hombre?
-Oh, se llama Cletus. Es incluso mejor que usted: no pide aumento de sueldo y solo con dejarle dormir aquí le llega como salario, a si que… ¡despedido!
Burns cogió una palanca y tiró hacia abajo. Una trampilla se abrió al lado de Bob.
-¡Smithers! ¡Le dije que revisaran el emplazamiento de esa trampilla!
-Lo siento, señor.
-¿Hum? ¿Aún está aquí? Creo recordar que lo había despedido.
-Ya me iba…
Bob llegó a casa y se sentó en el sofá. No había nadie en casa. Abrió una lata de soda y se la bebió casi de un sorbo. Esperó hasta que llegaron sus hijos y Francesca para decirles la mala noticia.
-¿Cómo le han podido dar el empleo a ese paleto?
-Bob, reconoce que tú mismo dijiste que tu trabajo era malo.
-Ya, pero ese pánfilo no se merecía lo que le pasó.
-Era un trabajo de pacotilla, ya encontrarás otro.
Bob explotó.
-¡Para ti es muy fácil decirlo! ¡Tú siempre tienes soluciones para todo! ¿Acaso tienes el expediente policíaco que tengo yo?
-¡Tal vez si no intentaras vengarte tanto de un niño te admitirían en más trabajos! ¡No te quejes de lo que te ocurre, pues es solo culpa tuya! ¡Tuya y nada más que tuya!
Bob, sin necesidad de que ella dijera nada, sabía que se lo tenía guardado desde hacía mucho, y que estaba esperando el momento para decírselo.
-Pues bien, me voy. Necesito que me dé el aire. No me dejes comida, no voy a probarla.
Bob salió dando un portazo. Se alejó lo más que pudo de su casa. Se sentó en un banco y se puso a reflexionar.
“Doña perfecta, como si nunca hubiera roto un plato.”
“No seas así, Bob, sabes que no lo hace por mal.”
“¡Nadie te ha preguntado!”
“Genial, estás hablando contigo mismo. Creo que has llegado al límite de la locura.”
Bob suspiró. Se calmó enseguida. Miró al cielo. Su bipolaridad desapareció.
“Ay, a veces no sé cómo me aguanta.”
Se levantó del banco.
-Ahora voy a volver y…
No llegó a terminar la frase. Su pie tocó algo duro y metálico en el suelo. Acto seguido, notó el impacto del rastrillo en su cara.
-Grrrr… Vaya, pero si es mi archienemigo, el rastrillo…
Francesca lo estaba esperando en la puerta. Sonreía.
-Venga, si es que a veces parecemos críos.
-¡Hey, eso ofende!
-Vuelve a la mesa de la cocina, Gino.
Mientras comían, Bob recordó algo y se lo dijo a su esposa al oído.
-Recuerda que voy a llevar a los chicos al médico esta tarde. Procura que no se enteren de a dónde vamos hasta que sea demasiado tarde.
-¿Los vas a llevar al Dr. Hibbert?
-Que va, sabes que mi padre los vacuna gratis.
-Bien, tenemos que ahorrarnos dinero para hacer…-río- lo que tenemos pensado hacer mañana por la tarde…
Gino y Silvia, mientras tanto, observaban a sus padres desde el otro lado de la mesa.
-Ya ponen otra vez esa cara tan rara. Seguro que están hablando de cosas guarras.
Al acabar de comer, Bob habló con sus hijos.
-¿Vamos a dar un paseo por Springfield?
Sus hijos iban a contestar, pero los interrumpió.
-Si no venís os castigo.
Los dos intercambiaron miradas de sospecha y se dirigieron al coche.
Nada más entrar, Bob puso los pestillos a las puertas.
-Oh, oh…
-Sí, habéis acertado, vamos al médico.
-¿Qué? ¿Quieres matarnos?
-Si nos llevas allí, iremos gritando todo el viaje.
-Pues adelante, tengo un disco de Donald Fagen y puedo poner el volumen al máximo, no me importa destrozaros los tímpanos.
Callaron de inmediato.
-Así me gusta- Introdujo el disco en el reproductor del coche-Standing tough under stars and stripes, we can tell…
Francesca se estaba leyendo el periódico al sol de la tarde, tumbada en la hamaca del jardín, cuando se puso a pensar.
“Esta familia va a necesitar un sueldo decente… si Bob ya no trabaja como encargado de limpieza de la central nuclear…”
Se fijó entonces en un artículo del periódico, en la sección de anuncios, en la que había varios trabajos que podían interesarle.
Capítulo 4
Bob y sus hijos llegaron a casa.
-Bueno, me parece que alguien exageraba un poco, ¿no?
-Bueno, me parece que alguien lleva diciendo eso todo el camino de vuelta, ¿no?
Bob cerró la boca.
Todos se fueron a sus respectivas camas después de cenar. Gino se metió en la suya, apagó la luz temprano y se quedó pensando en lo que iba a hacer al día siguiente. Casi no podía conciliar el sueño, pues sabía que al día siguiente iba a someterse a la prueba de fuego. La prueba que decidiría si era un cobarde o si iba a conseguir verse, por primera vez, fuera del colegio, con Maggie Simpson.
Bob, en cambio, tardó en apagar la luz, ya que acababa de recibir una sorpresa inesperada.
-¿Clases particulares?
-De italiano, para ser más concreto. Un chico busca a alguien que le enseñe italiano para un viaje de estudios. Lo leí en el periódico esta tarde. Empiezo con él dentro de una semana. Por cierto, ¿sabes ya qué es lo que vamos a hacer mañana?
-Pues tenía pensado lo siguiente: vamos primero a ver Hamlet, en el papel de Reina Gertrudis estará la mismísima Lady Judith Underdunk.
Francesca se le quedó mirando. Bob suspiró.
-Mi madre.
-¡Ah! Ya había interpretado Hamlet antes, ¿no?
-Sí, pero antes interpretaba a Ofelia, pero no pudo seguir porque…bueno…se supone que el personaje de Ofelia es joven, y…
-Sí, lo entiendo. Tú sigue con el plan.
-A las ocho, iremos a ver alguna película del cine, una romántica, y, finalmente, estaremos en la mansión de mi primo Vladimir, te acordarás de él, hace una fiesta con baile en su mansión.
-Uau. Se ve que llevas planeando esto desde hace tiempo.
-Pues sí. Llevo tiempo queriendo estar a solas contigo. Sin los niños.
-Hablando de los niños, ¿dónde vamos a meterlos? Supongo que tanto Cecil como Mamfred, tu padre y demás, estarán en la fiesta.
-La hija de Vladimir se ha ofrecido a hacer de canguro. No tenemos por qué preocuparnos.
-Bien, eso me alivia. Buenas noches.
-Buenas noches, Franny.
Al día siguiente, tanto Gino como su hermana se sentaron en el autobús y se pusieron a hablar de sus cosas.
-¿Sabes, Silvia? Hoy tengo pensado hacer algo que, sinceramente, no creo que vaya a hacer realmente. Pero haré todo lo posible por no acobardarme. Voy a preguntarle a Maggie si le apetecería salir conmigo esta tarde, al anochecer. Lo pensaba porque hoy es San Valentín, y no se me ocurría una fecha mejor para preguntárselo.
Silvia le sonrió.
-Pues te deseo suerte. A mí, sinceramente, esto de San Valentín, ni me va ni me viene. No me interesan los chicos ni creo que me interesen en mucho tiempo.
Al bajar del autobús, Gino se fue directamente a clase y esperó a que Maggie llegase. Cuando apareció por la puerta, tragó saliva y se dirigió a ella cuando se sentó a su lado.
-Hum…Maggie…verás….nos conocemos desde hace dos años, y me preguntaba….quiero decir, si no tienes planes, porque en caso de que los tengas…
-¿Te importaría ir directamente al grano?
-Sí, perdón. El caso es que, me he dado cuenta de que nunca habíamos quedado fuera del colegio, y, bueno, eso es lo que hacen los amigos, se supone…Me preguntaba si te interesaría quedar en algún sitio conmigo hoy a las ocho o por ahí. Mis padres no van a estar, así que no creo que pase nada.
Maggie se le quedó mirando unos instantes antes de responderle.
-Bueno, vale. Mis padres se van también, me quedaré solo con mi hermana, y creo que ella será comprensiva.
Cuando Maggie se giró, Gino suspiró de forma casi imperceptible. No se dio cuenta de que ella ahogaba un grito de euforia.
-Yo he querido a Ofelia y cuatro mil hermanos juntos no podrán, con todo su amor, exceder al mío…
-Ah, Hamlet… jamás me canso de oír la maravillosa obra del inmortal bardo Shakespeare.
Bob y Francesca asistían a la obra fijándose en cada detalle con cuidado, para no perderse el más mínimo detalle. En aquel mismo momento, Judith Underdunk alzaba la voz, completamente metida en el papel de Gertrudis.
-Todos son efectos de su frenesí, cuya violencia podrá agitarte por algún tiempo; pero después, semejante a la mansa paloma cuando siente animada las mellizas crías, le veréis sin movimiento y mudo.
Era inconfundible. No solo por el hecho de que su pelo imitaba a una palmera invertida y rechoncha, sino también por su potente voz y su pausada forma de hablar. Lady Judith era realmente una leyenda en el mundo del teatro, además de estar casada con uno de los médicos más prestigiosos de América.
Al acabar la obra, Bob y Francesca se dirigieron a los camerinos del teatro y vieron a la madre de Bob mirándose al espejo, quitándose con cuidado alguno de los atuendos que había llevado durante la representación. Sin mirar atrás, comentó:
-Ya me pareció a mi ver una palmera roja entre el público. No me esperaba menos, ya que, que yo sepa, no has faltado a ninguna representación de Shakespeare en tu vida, Robert.
Bob sonrió.
-¿Y creías que precisamente me la iba a perder hoy, en tu estreno como Gertrudis?
Judith se giró.
-Sí, debí hacer de Ofelia una vez más, pero, en lugar de ello, me tuve que conformar con observar como una mozuela a la que escogieron por ser más joven, hacía mi papel de forma paupérrima. Parece que ahora se le da más importancia a la juventud y a la belleza que a la experiencia.
-Vladimir organiza una fiesta privada en su mansión, ¿pensabais ir?
-Por supuesto, hijo. Tu padre y yo no íbamos a desaprovechar la oportunidad de estar juntos una noche, sin trabajo, sin preocupaciones de ningún tipo.
Gino se acercó a la puerta silbando, con intención de salir, pero Amber lo interceptó enseguida.
-¿A dónde crees que vas?
-No es asunto tuyo.
-Pues, si no me lo dices, no te dejo salir.
-¿Y eso por qué?
-Podrías ir a comprar droga.
Los dos se echaron a reír.
-Anda, pasa. Pero que no me entere de que se lo cuentas a tu padre, ¿eh?
Le guiñó un ojo. Gino salió y se fijó en el cielo. Era casi de noche. Por alguna razón, se sentía mejor de noche que de día. La noche era su terreno, no le causaba inseguridad como el resto del día. Pensaba en esto cuando llegó al parque de Springfield, donde lo esperaba Maggie. Se acercó a ella. Se había soltado el pelo, haciendo que las puntas de su pelo cayeran hacia abajo de forma que una de ellas le llegaba hasta el hombro. Gino jamás la había visto así, y eso que llevaban dos cursos en la misma clase.
-Hola.
-Hola, Gino.
Gino se sentó a su lado en el banco y se quedó mirando los árboles, altos como montañas, que llegaban casi al cielo.
-Bonito peinado.
Maggie hizo lo que pudo para evitar sonrojarse.
-Gracias. Tú también te ves bien con tu nuevo look.
A Gino jamás le habían dicho eso. Salvo sus padres, nadie le había dicho que algo le sentaba bien. De hecho, se había inspirado en Bob para hacerse aquella melena, usando gomas del pelo y gomina para mantener su pelo en forma de palmera hacia atrás. Aquel era el peinado que su padre había llevado durante su adolescencia.
Durante mucho tiempo estuvieron hablando de cosas del colegio, de su familia, de anécdotas en general…Hasta que Maggie dijo algo importante, que a Gino le caló muy hondo.
-¿Sabes?, jamás había conocido a un chico como tú. No tienes miedo a decir lo que piensas, no te importa que otros critiquen tu forma de pensar. No te intimidas ante los matones. No tienes miedo de los castigos, de los profesores, prácticamente de nada.
-Bueno, eso no es verdad. Me horrorizan las arañas. No soy capaz de tener una delante más de cinco segundos sin gritar.
Ambos rieron. Cuando terminaron de reír, se quedaron mirando el uno a la otra, con una mirada que expresaba todo. No hicieron falta palabras para que cada uno de ellos se diera cuenta de lo importante que era para el otro.
Entonces ocurrió. Juntaron sus labios, casi sin darse cuenta. Se fundieron en un cálido y apasionado beso, un beso que llevaba mucho tiempo siendo aplazado. A Gino se le erizó el pelo, regresando a su habitual forma de palmera. No le importó. Lo único que le importaba en aquel momento era su maravilloso primer beso. Se cogieron de la mano, se agarraron mutuamente mientras se demostraban el cariño que sentían el uno por el otro, el cual había esperado pacientemente a salir para manifestarse.
Cando se separaron, volvieron a la realidad y se dieron cuenta de que se habían besado.
-U-u-uau… desde luego no me esperaba esto. Ha sido…ha sido increíble…no sabía que se sentía eso al besar a alguien… a alguien que te quiere.
Gino apenas podía respirar de la emoción.
-Si…me ha gustado…pero ¿por qué? No lo entiendo. Si nos queríamos el uno al otro, no sé por qué no nos lo habíamos confesado antes.
-Tal vez porque no queríamos perder nuestra amistad.
-Sí, pero ahora puedo decirlo sin miedo…Maggie…te quiero. No, eso no es suficiente. Te amo. Con toda mi alma.
-Y yo a ti. No sabía que tú sintieras eso por mí.
-Lo mismo digo.
Hoy a las 14:57 por FlairDreamer
» Experimento Scarver-T [Virus-T]
Hoy a las 14:27 por Quincho96
» Caballo [3lite vs. Xhaps] [2]
Hoy a las 11:50 por Sirillium64
» Esidisi's Tower [O4] [E]
Hoy a las 11:47 por Sirillium64
» ¿Que música están escuchando?
Hoy a las 11:44 por FlairDreamer
» Hola
Hoy a las 11:29 por FlairDreamer
» Problema con los pies de DI y otros mods
Ayer a las 20:10 por FlairDreamer
» Las partes robóticas en mi spore no funcionan bien
Ayer a las 20:08 por FlairDreamer
» ¿Cómo recuperar una criatura borrada?
Ayer a las 19:22 por FlairDreamer
» Una decada despues!
Mar 12 Nov 2024, 22:31 por Endy
» Prototipo Zangief [O3]
Mar 12 Nov 2024, 19:09 por Quincho96
» El traveler barato de Owari [TA] [Mx3]
Mar 12 Nov 2024, 16:12 por Quincho96
» Golem Guardian [DoT][21] (Golem)
Lun 11 Nov 2024, 16:14 por Quincho96
» Rise of Cults 2 Bot (Beta abierta)
Dom 10 Nov 2024, 01:12 por XleandroX
» Nueva Ciudad Sporepedia 2024 (Historia por partes)
Sáb 09 Nov 2024, 19:48 por Sirillium64
» Los experimentos del Dr. Breincrox, parte 2
Sáb 09 Nov 2024, 19:45 por Sirillium64
» TEMA FLOOD
Vie 08 Nov 2024, 18:37 por FlairDreamer
» nuevo juego
Vie 08 Nov 2024, 11:48 por thescientist9393
» L-14 [O3] [A]
Miér 06 Nov 2024, 22:45 por Quincho96
» Pide un deseo y arruina al de arriba 2º Parte
Mar 05 Nov 2024, 20:01 por Quincho96
» Mataría al de arriba porque.... 2º Parte
Mar 05 Nov 2024, 18:54 por El Destructor de Especies
» Extensión de Chrome: Sporepedia Downloader [1.2]
Jue 31 Oct 2024, 09:57 por FlairDreamer
» Cambios de Nick
Dom 27 Oct 2024, 14:55 por FlairDreamer