"Hace ya varios años solía concurrir a la Escuela número 2 de Colonia, nos encantaba corretear por el patio, jugar en las hamacas del arenero, tirarnos lo que quedaba de la cascara del Palo Borracho que había en el patio y terminar con moretones, los brazos rojos y la túnica sucia... lo que hacen todos los niños, vamos, pero había algo un tanto siniestro de la escuela, y era una criatura aterradora que vivía en aquella cueva que usábamos como sótano al lado de las hamacas.

Recuerdo cuando nos hacían bajar al sótano a buscar bandejas para hacer manualidades o experimentos, o sillas en caso que no tuviéramos las suficientes. Le pedíamos a la maestra para bajar de a dos ya que no nos animábamos a bajar solos. Al entrar, muchas veces se escuchaban ruidos extraños y se veía una sombra grande que se movía, pero casi siempre se veía la de una mano grande. Lo gracioso de esto, es que no había nadie más en el sótano, solo eras tu y tu compañero, muriéndose de miedo y tapándose un ojo para evitar ver esa sombra... o lo que fuera que vivía ahí.

Un día la escuela organizó una matiné en el patio de arriba, los maestros y la directora nos prohibían bajar al patio de abajo, pero al ser niños bastante rebeldes y curiosos, bajamos igualmente. Y ahí supe una de las razones de porqué nos prohibían bajar a esas horas de la noche. Estaba junto a mi pequeño grupo de amigos bajando las escaleras, se podía ver el patio totalmente oscuro y el ruido tan abrumador de la cumbia que había en el salón principal desvanecerse lentamente, pero también podía verse algo más... una extraña figura grande en 4 patas que se encontraba al lado de los baños, y al vernos, corrió hacia el lado del comedor. Apenas vimos que corrió, subimos las escaleras despavoridos y volvimos al salón, intentando fingir que no vimos nada.

Los años pasaron, y teníamos bastantes teorías, pero la que más nos comía la cabeza era la de un monstruo que vivía en la cueva de la escuela que usábamos de sótano, y espantaba a los niños que no lo dejaban descansar en paz. En caso de que los niños hicieran caso omiso e intentaran desafiar a la criatura, ésta se los comía. Bautizamos al monstruo como "Monono", ¿por qué? realmente no lo sabemos, nos hacía bastante gracia el nombre y así quedó.

Luego de egresarnos y comenzar secundaria, nunca más supimos de Monono, ni siquiera por parte de hermanos, primos u otros familiares de viejos alumnos que vieron a Monono, que estaban en primaria. Solo espero que finalmente esté durmiendo entre los muebles y materiales en paz, y que nadie nunca más lo moleste."

Versión con cráneo + vista general:

Versión con mascara :