Minutos antes escribió:
¿Qué pasa, Katia?
Sólo... siento algo extraño ahí abajo... Me ha dado una sensación muy fría en el cuerpo...
¿Segura? Quizá fueron las corrientes de viento frío que suelen salir por allí...
No, no fue eso.

Y se quedó mirando por un par de segundos la boca de la alcantarilla.
Olvídalo Katia, tenemos que volver a la nave...

Viksaira:

Voces escribió:
-¡Cuidaaado!!
-Escuchaste algo...?
-Ehh
-El candado!
-Que pasó?
-Se cayó por aquí!
-En una alcantarilla?!
-Tengo que recuperarlo...
-Creo que sé cómo podemos buscarlo...

Un trágico recuerdo escribió:Llamas, un suelo sumido en llamas, cortinas quemadas y el fuego extendiéndose, matando todo a su paso y resumiendo las cosas a más que cenizas, sangre, había mucha sangre. La sangre goteaba desde la oscuridad de arriba, porque todo se veía como un círculo de llamas inmersa en un enorme vacío, acompañado del llanto de una mujer, llantos de dolor, con su cuerpo carbonizado y casi irreconocible por el paso de las llamas, recostada como un ovillo sobre el "suelo". Extendiendo su mano hacia adelante, con la mirada perdida y sus ojos ardiendo, delante de ella sólo le acompañaba la figura de la joven del vestido negro, el fuego pasaba a través de sus piernas sin provocar ningún daño, como si nada pudiese afectarla, mirando inexpresiva hacia aquel ser que había dejado se ser una "persona" hasta hacía quién sabe cuánto tiempo. Se arrastró sofocada entre las llamas y al borde del colapso, estando al frente de la joven, miraba sus bellos zapatos negros que reflejaban las llamas desde atrás, La joven se agachó apoyando ambas rodillas en el suelo y pasó una de sus manos sobre la irreconocible cabeza de aquella mujer, mirándola fijamente a los ojos, ver aquellos ojos morados era como sumirse en un enorme vacío, una sensación de tristeza invadía a cualquier ser aún en sus últimos segundos. Los ojos de Kinabuhi reflejaban las llamas que le rodeaban y una silueta negra en el centro, cerró los ojos y bajó lentamente la mirada.

¿Por qué? ¿Por qué tú? escribió:

Una mesa y dos sillas, nada más que agregar. Un entorno bastante simple les rodeaba, alejados de "La cruda realidad" como ellos le llamaban. La joven se encontraba sentada en una de las sillas, con ambas manos sobre sus piernas y la mirada bajo, delante de ella en la otra silla estaba otro ser de cabello rubio, se veía como un hombre de una gran formación, le acompañaba una expresión de cierta tristeza. Kinabuhi levantó lentamente la mirada, viendo los morados ojos de aquel ser.

-Déjala ir ...
-...No...

Y ninguno de los dos volvió a decir algo, La joven dio entonces un sorbo a la taza que tenía en frente.

Una reina no es una reina sin su corona.

Libro de la vanguardia:

Inquisidor Remius D'Platt: