Xhaps [JDF] escribió:Ryuu es un dragón que hace sesenta años apareció como una criatura rastrera en los ardientes desiertos pertenecientes a las gerudo, casi como un mito entre la poca vida que allí habitaba. Él nunca tuvo un sentido de la cronología muy agudizado, así que poco y nada le importaba el pasar del tiempo a este joven “reptil” que de todas formas parecía tener un desarrollo lento. Al principio los visitantes (Que pocas veces eran divisables gracias a las tormentas de arena) pasaban de su figura, iban y venían sin motivo aparente. ¿Qué es lo que hacen? ¿Adónde van? Eran extraños, le alertaban enormemente.

La esquelética figura, que sufría de inanición en aquel páramo, no podía sobreponerse a aquellas preguntas. Les miraba recostado en su improvisada guarida, con inseguridad, les miraba vigorosos, esbeltos, delineados cuando se acercaban lo suficiente (Digamos que no reconocía realmente entre mujeres y hombres). Se veía ignorado por esas cosas, ellas iban y escupían alrededor de las fogatas, susurraban y él no podía escuchar. ¡Vaya escozor que le daban los ojos! Sin más se les abalanzó en medio de la fría noche, con sus manos apoyadas en la arena gélida que por dentro aún mantenía el calor, y sólo para acabar con aquel alboroto. Gruñó como un animal sin dialecto, le temblaban los huesos. Las criaturas gritaron y él pudo sentir que le maldecían con sus palabras, le trataban de una forma agresiva, alterada. Ellos tenían lanzas, él su confusión. Esprintó a rostros y carne, sintió que intentaba perforarle las duras escamas que le cubrían, sin resultado. Cuando hubo mordido por primera vez en su vida se sirvió de aquellas muertes y tuvo un festín que jamás hubiera conocido, pues nunca había probado algo antes.

No era suficiente. Aquel júbilo fue momentáneo, pero sintió que las fuerzas por fin llegaban a él. ¡Qué gloriosa sensación, que babeaba! ¿Esperar? Ni en sueños. La arena y el viento se habían llevado el rastro, pero aquella serpiente conocía el camino que siempre acostumbraban a recorrer las cosas esas, estaba todo impregnado de aquella esencia. Lo siguió y salió del desierto cerca del amanecer, pasó un camino escabroso y llegó sin más miramientos a una fructífera planicie que le abría los brazos abiertamente. Cuanta brisa, cuanta vida, cuanta comida. Aquí fue cuando Ryuu se volvió el demonio que debía ser. Día a día la gente fue reconociendo sus terribles actos y el cómo mataba y mataba el ganado y a sus pastores, crecía y crecía, su crueldad era abominable y la población cercana ya no pudo resistir la masacre, clamaron a las diosas y a las hadas para que les ayudaran con su poder. Se trataba de una alimaña imparable.

Tres grandes hadas conversaron alguna salida a este problema. Podían bendecir a uno de los aldeanos para que tuviera fuerzas de enfrentar al monstruo, podían tal vez guiarlo a un camino entre los bosques para que se perdiera en ellos y no volviera a causar más estragos. Pero una de ellas alzó la mano y detuvo estas soluciones tan terribles. “Este ser posee un alma, no es un simple demonio que mate sin motivo. Su gula le ha cegado, y cree que es lo único para lo que sirve su vida. Jamás antes había hecho algo así”

“¿Qué sucederá entonces, que haremos?”

“Logremos que sus ojos aborrezcan la muerte. Él no lo sabrá, pero no podrá matar a menos que se enfrente en un duelo que valga la pena, no por una adicción descontrolada”

“¿No morirá de hambre?”

“No si es que logra zafarse de la fachada cruel que ha construido”

Las tres hadas asintieron a este mandato. Pero si debía de componer su psicología desde un principio no podía tratarse de un ser incivilizado. Utilizaron su poder para infundirle un nuevo sentimiento y para habilitarlo al aprender hylian. Tarde o temprano lograría hacerlo.
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Ryuu sintió los efectos del cambio cuando había acorralado ya a un bello corcel, a punto de saltarle encima. Sintió como un golpe o algo así y retrocedió. Miró irritado hacia los lados, como si le hubieran tirado una piedra a un perro perdido, lo único que encontró fue la nada. Pero el golpe no había sido magia o algo así, es que se había detenido a voluntad y había caído al suelo. Intentó volver a saltar ante el herido animal, pero sintió miedo de lo que iba a hacer…y huyó. Su corazón palpitaba sin descanso, como un timbre a manos de un insistente. No podía matar, ya no podía, le daba terror al momento de intentarlo. Lo meditó por unos días en los que su estómago rugió con cólera, pues no estaba acostumbrado a un paro tan abrumador. Buscó una caverna aleatoria en la cual refugiarse del día y sus rayos mientras su piel se secaba y se encallaban las escamas en sus huesos, famélica la criatura ya no encontraba solución a su hambre.

Un comerciante pasó para soportar la lluvia, la oscuridad no estaba a su favor y pues se metió al mismo escondrijo que la serpiente esta. Cuando sus ojos rasgados se iluminaron y sus manazas se arrastraron por la roca tal zombie sin patas el pobre vendedor se dio el susto de la vida y abandonó sus productos, huyendo de una manera prodigiosa. Pan, trigo, maíz, peces… carne. Dichosa suerte, alguna vez había aguantado años sin probar nada jamás, pero ya no podía. Esa errática persona le había salvado, pero había huido. Eso sí, el ser entendió lo que gritaba mientras corría. Lograba entender ese extraño lenguaje. Lo odiaba.
-“Debo…buscar más que comer….”


AHÍ está, Rhine

Rhinestone [JDF] escribió:
Arwen versión Majestad Ledgis (??????)

Wigazo escribió:
No entiendo cómo te podés avergonzar por eso, yo quisiera mucho dibujar como vos...

Xhaps [JDF] escribió:Wig...me pasa lo mismo que cuando me fui hasta Julio. Estoy emo porque tímidamente he mostrado mis dibujos y les critican, lo que termina dandome pena y un desagrado por estar en el foro. Después me recupero e intento aprender a dibujar mejor