Hoy me puse a recrear a mi capitán porque se me perdió el archivo png original. Traté de que quedara igualito, pero sí le cambié un par de cosas, como el diseño de las piernas y la ropa. Era importante para mí recuperar a los darsson, mis aliens favoritos y el corazón de todo mi universo en Spore.

También me animé a hacer una versión primitiva de un darsson, para contrastar con la versión más avanzada y civilizada. Han pasado un montón de años de evolución para que los darsson lleguen a ser como los muestro en lo que publico. Obvio, esta versión primitiva se ve mucho más "salvaje", mostrando ese lado feroz que tenían los darsson en sus comienzos allá en el planeta Aocre. También he incluido a los varsson, para dar explicación al método de reproducción de la especie y añadir más profundidad a su mundo.




En el corazón palpitante del cosmos, se alza Aocre, un mundo donde los darsson forjan su existencia bajo el cielo de un implacable credo de supervivencia y dominio. Emergen como una raza alienígena cuya existencia se entrelaza intrínsecamente con los antiguos pergaminos de la fuerza. Estos textos sagrados, grabados en la esencia misma de su ser, dictan una filosofía implacable y cruel: solo aquellos capaces de resistir la implacable vorágine de la galaxia merecen forjar su destino entre las estrellas.

Los darsson contemplan el universo a través de una lente de supervivencia y dominación, donde las criaturas incapaces de soportar la brutalidad de la existencia cósmica son vistas como prescindibles, meras sombras fugaces en el Gran Diseño. Su visión es una de purificación a través del fuego del conflicto, buscando erradicar toda especie que represente una amenaza, posea una filosofía antagónica, o simplemente se interponga en su camino hacia la supremacía. Pero este ethos bélico va más allá de la mera conquista; es una cruzada contra la debilidad y la heterogeneidad ideológica. Las especies en los albores de su desarrollo, aquellas aún en la cuna de su evolución, son vistas no con compasión, sino como eslabones débiles que deben ser eliminados.s


En el corazón de su filosofía yace la convicción de que, al final de esta monumental purga, surgirá un último contendiente, un superviviente final. Este victorioso, bañado en la gloria de incontables batallas, estará destinado a erigir un nuevo imperio, un reino sin igual donde reinará como monarca absoluto. Bajo su estandarte, los darsson sueñan con un universo unificado, una galaxia donde la fuerza y la supremacía dicten el curso de la historia, perpetuando su legado a través de los eones.

Sin embargo, esta raza guerrera enfrenta desde tiempos inmemoriales una paradoja de su propia creación: su número es escaso, una rareza forjada tanto por su fervor bélico -y despiadado- como por una rigurosa práctica de eugenesia. La superpoblación y la escasez de recursos han moldeado una sociedad donde la selección artificial no es solo una estrategia; es un mandato para la preservación de su especie.



Los Varsson, un linaje dentro de los Darsson, encarnan la esencia procreadora y espiritual de su pueblo. Estos seres son los guardianes de la sangre, custodios de la continuidad genética, "las Grandes Madres"; pero su aparición en el tejido de la vida es un evento de gran rareza. De entre miles, solo uno nace Varsson, una criatura destinada a asumir el manto de chamán y legislador, portador de la sabiduría ancestral y arquitecto del destino de su especie.

Los Varsson se erigen como pilares de la sociedad Darsson, ocupando las cimas del poder con la autoridad de quienes no solo dan vida, al ser el único linaje capaz de lograr el milagro de la reproducción, sino que también tejen las leyes que rigen la existencia del pueblo. Son los grandes jueces, cuya palabra dicta el curso de la civilización, custodiando el equilibrio entre la guerra y la preservación, entre el poder y la sabiduría.



Aquiles, darsson de Aocre ha evolucionado de ser una mera leyenda en ascenso a convertirse en un símbolo viviente de resiliencia y astucia. Sus batallas, innumerables como las estrellas, ya no solo son cantos de victoria, sino también relatos de una sabiduría forjada en el fragor del conflicto y la quietud de la introspección. Este guerrero, antaño impulsivo y temerario, ha sido moldeado por el tiempo y las cicatrices invisibles del alma, convirtiéndose en un ser estratégico y taimado. Ya no es la justicia y la implacabilidad lo que define a Aquiles, sino también una compleja red de experiencias que le han enseñado el valor de la paciencia y el ingenio. Los momentos de distracción y olvido, vestigios de su naturaleza más impulsiva, se han convertido en raros y fugaces.

El Aquiles de hoy es un maestro de la estrategia, cuya presencia de espíritu brilla con mayor intensidad en los instantes de mayor presión. Sin embargo, esta evolución no ha venido sin coste; las sombras de la soledad y la reflexión a menudo lo envuelven en velos de melancolía que solo él puede disipar, explorando los abismos de su propio ser, recurriendo a los pergaminos, a las antiguas bibliotecas loletianas, a las que tiene acceso.

Este espíritu aventurero, aunque más comedido, sigue siendo fuente de su poder y su misterio, un recordatorio constante de que incluso las estrellas más brillantes deben aprender a navegar por la oscuridad para revelar su verdadero esplendor.