La situación era insostenible, y como se preveía todo se derrumbó. La natalidad llegó a su punto máximo alrededor del año 98, y ante la falta de alojamiento y alimento, la población ha disminuido hasta un 30% tras una prosperidad y sobrepoblación sin precedentes. Es en este contexto en el que el caos ha venido a la mente de la gente, maleficios, prejuicios y especulaciones dominan el ambiente Kyrwense. Se dice que el año 100 es el fin del mundo, la caída abrupta de la población para este año es la evidencia y se cree que seguirá descendiendo hasta por lo menos el 104. En este momento es en el que surge un aspirante al gobierno, un joven que es tanto prometedor como terrorífico. Vyrf, hijo de Peptakos, nacido en el 95 ha sido el punto de mira de los supersticiosos. Se le culpa de ser el Leviatán, de ojos rojos y dientes afilados, sombra de su abuelo tan solo con 5 años auspicia el miedo en la población y se ha ganado el título de Vyrf "El Leviatán de Hylfos". ¿Qué será del futuro de Kyrwa? ¿Y si es nombrado heredero? Solo el tiempo lo sabrá.

Por otro lado, los valientes exploradores continúan su rumbo a Siracusa. Se dice que para el 110 estará completo el asentamiento, el hierro de la isla podrá ser extraído y en un futuro convertido en ciudad. Sin embargo, ante esta iniciativa y buscadores de una mejor situación que en Kyrwa diversos exploradores han partido a las montañas a establecer nuevos asentamientos en lo que era la vieja Hylfonia y alrededor del río que pasa por la capital. Dos caras de una misma moneda, dos realidades, la de Kyrwa, caótica y desesperanzada, frente a la de los exploradores vigorosos, capaces de forjar su propia vida más allá de lo conocido.