Asco

por Xhaps Jue 17 Oct 2013, 20:18

Dudé, me desperté, me enlacé al asfalto y con miedo rasgué sus grietas, acaricié su tibia dureza y me dejé arrastrar a la sombra, donde el sol no llegaba y el silencio era mutuo, congeniaba con mi dolor. Yo sola busqué el aire que me permitiera respirar, ¡No las brisas heladas, no el tabaco! Exhalando los autos, exhalando los viejos y la gente joven, exhalando niños y adultos por igual los mismos sentimientos, las mismas nubes coloridas. Un gris, un gris cansado, uno alborotado, uno nervioso, ninguno limpio y verdadero.

Me reí. Me reí sin razón alguna. Tuve un sentimiento, quise vomitar. Quise llorar y pensé en la gente que amaba, que yo simulaba querer, que me transformaba y me dejaba aspirar a algo que no ansiaba. Al afecto le tenía repulsión, me hacía sentir mal, me hacía sentir vergüenza. No recibirlo era como respirar pureza, la que buscaba fuera del dolor y mis lágrimas. Yo me había perdido en esa solitaria calle, había tropezado con dos piedras y ya me comía el suelo. Me sentía por unos momentos culpable, yo no sabía la razón; quise gritar como una loca y sonreí para demostrar que podía ser feliz. Pero yo no estaba triste, yo estaba contenta, yo pensaba en lo que podía exhalar. Nubes rojas que se derretían y caían como agua, nubes rosas que flotaban y se perdían creando figuras. Nubes plateadas, doradas, sin color que intentaban ejemplificar lo neutro del alma. Me sentía sola, pero me gustaba. Hubiera querido un abrazo, pero me haría escupir. Un auto paso por delante y me dio nauseas su aliento, como a un niño que partiera un malnacido escarabajo. Una colilla de cigarro cayó en mis ojos y abrí la boca para saborearla, para toser. Me resbalé y volví a comerme las piedras, rasgué mi piel buscando dormir nuevamente, buscaba la calma y la gente me miraba, se burlaba de sus temas. Los hubiera saludado, pero nos daba pena a todos. Pensé en algún pilar que me sostuviera durante un interminable atardecer, pensé en corazones caídos a la tierra, sucios y malcuidados, órganos inservibles. Pequeños cuernos, piel escamosa. Ojos partidos que miraban y no existían, que me hacían pensar en la fantasía, que me hacían querer cortarme la mandíbula para no alzar la voz y exclamar nombres. Nombres que nadie conocía, apellidos que significaban otra cosa. Un asco, ¡Un asco! y no me moví más, y solo busqué sellar mis dientes.

Y me dormí de nuevo, y alguien me escarbó los pies con cuchillas. Me desperté con escozor, me levanté y rasguñé. Tenía que seguir caminando, yo no podía simplemente...dejar las cosas. Yo no podía escapar, no era correcto. Yo no podía dejar de exhalar nubes rojas, dejar de sentirme bien. Dejar de sentirme dependiente de un músculo disforme que me ayudara a articular palabras, acciones, respuestas. Quería coserme la boca y sonreír para evitar el malestar, para no vomitar otra vez. Y me recibieron, y yo les correspondí, y cerré mis labios y me hice feliz con ellos.