Capítulo 5: El fuego de la libertadAtada por unas férreas y oxidadas cadenas por el cuello, que procedían de una gran bola de hierro, que se posaba inmóvil aun encima del frágil hielo de aquella sala de aires violentos, la gata digital, Tailmon, estaba paralizada totalmente. No podía moverse. Había pasado a ser una esclava más en el castillo de Seraphimon. Con el peor de los sufrimientos, su cuello se retorcía de dolor, sin apenas poder moverse. Se encontraba en una sala totalmente hecha de hielo, en la cual había agujeros y grietas, por las cuales todavía se podía oler un rezumo a sangre fresca… Había varias cadenas atadas a bolas de pinchos, llenas de sangre también. La escena asustaba a Tailmon. Bakumon, que era el Sorcerymon que antes había derrotado, entró en la sala y la durmió, drenando aquello que su mente onírica concebía en el mundo de los sueños en aquellos instantes…
-¿Cómo llegué aquí?-se preguntaba una pequeña vocecilla en su interior- Pobre Tentomon… espero que esté bien.
Varias horas antes…
-¡HE DICHO QUE NO SE PERMITE LA ENTRADA A EXTRAÑOS!
Seraphimon invocó una de sus magias, una gran espada gigante, con la que estaba decidido a cortar por la mitad a Tailmon. Pero, antes de que su arma pudiera atravesar si quiera un poco a la gata digital, un Kuwagamon, que vino volando por la ventana, se interpuso entre la espada y… su amiga. La espada golpeó brutalmente la espalda del Kuwagamon, y cayó al suelo, generando un fuerte topetazo contra el suelo, quedándose en el suelo, inmóvil.
-Tee… Ten… Teento…¿mon?-decía Tailmon, preocupada, pensando en que no quería que fuera él, ya que habría muerto.
Por la forma en que la miraba y la protegió, pudo deducir claramente que se trataba de su amigo Tentomon digievolucionado.
-Al menos, serví, para algo…-decía Kuwagamon, cayendo al suelo, mientras volvía a su forma de Tentomon, para no volver a moverse de ahí-
-¡¡NOO!!-gritaba Tailmon- ¡TENTOMON, NO, POR FAVOR!
-¡¡Llevaos a Tailmon a la sala de torturas!!-dijo Seraphimon, ordenando a sus guardianes- Que no haya más heridos.
De esta forma, Tailmon llegó a la sala en que se encontraba esposada…
Tailmon volvía a recobrar la consciencia, después de que Bakumon le hubiera robado lo que soñaba. Seguía maniatada a esas férreas cadenas de pinchos. Estaba ya bastante débil; el cuerpo no le respondía. Sólo estaba preocupada por Tentomon, rezando a que eso haya sido una pesadilla, y que no haya muerto de verdad. Era el único amigo que tenía, su único compañero, el único capaz de acompañarla en aquella búsqueda de los sentidos perdidos por la sociedad. Ya cansada, con pensamientos obscuros en la cabeza, se dejó desmayar en ese mismo lugar.
Justo en esa misma sala, había otro Digimon más, que también estaba siendo aprisionado, como Tailmon. Se trataba de un Guilmon, aparentemente sano, con cadenas atadas en los antebrazos y las piernas. Estaba en una pose intermedia entre erguido y sentado, sus brazos hacían fuerza, pues quería librarse de las cadenas. Sus hombros temblaban, sus piernas se descomponían poco a poco, su pulso palpitaba fuertemente, sus rugidos, latían desde lo profundo de su presionado corazón. Lanzó un rugido terrible de desesperación. Debajo de él, había manchas de sangre, que se mezclaban con una mezcla de nieve y hielo, que era lo que formaba el suelo. Parecía un Guilmon listo para salir de allí. Un Sorcerymon, que son los guardianes del castillo, entró en la sala y se dirigió al Guilmon, con ganas de pegarle para que se calme:
-¡Cálmate!-dijo, sin llegar a pegarle
Pero el Guilmon le enseñaba los dientes fuertemente, casi a punto de morderle.
-Dejadme salir de aquí…-rugía con fuerza-Os mataré a todos cuando tenga la oportunidad-
El pobre Digimon llevaba encerrado un mes, sin comida ni bebida. Estaba a punto de morirse; el única agua que pudo beber era la del hielo derretido, y la comida era escasa, por no decir nula. De pronto, los ojos de Guilmon se tornaron rojos, y empezó a tornarse de un color blanco, brillando, batiendo el escenario en un aura de poder. Empezó a cambiar de forma… Dos veces consecutivas… De toda la rabia que acumuló. Logro evolucionar en MegaloGrowlmon. De esta forma, pudo deshacerse de sus cadenas, y una parte del techo de hielo se rompió. El ruido se escuchaba desde la habitación de Seraphimon. Incluso eso logró despertar a Tailmon, que asustada, observaba la escena. MegaloGrowlmon lanzó fuego hacia Sorcerymon y lo corto por la mitad con una cuchillada limpia. No dejó a Sorcerymon en el suelo, si no que se comió todos sus datos. La desesperación por sobrevivir le convirtió en una bestia salvaje. Hizo un gran agujero en el calabozo, y escapó del castillo de Seraphimon, el cual estaba enviando refuerzos para cubrir el agujero hecho, ya que otro Sorcerymon había avistado el acontecimiento.
-Esta es la mía… Mi oportunidad… Para salir de aquí-pensaba Tailmon, viendo el agujero- Pero… ¿cómo?
De repente, sus cadenas fueron cortadas por algo que se movió muy rápidamente, y desapareció. Tailmon quedó atónita por lo que ocurrió; no daba crédito. Aún así, lo agradecía mucho, ya que podría lograr salir de ahí por fin. Así que, salió por el mismo agujero por el que MegaloGrowlmon salió.
-Tentomon… ¿Qué será de él…?-pensaba Tailmon, tristemente-
Tras haber escapado del agujero, se topó con MegaloGrowlmon, todavía furioso. Pero esta vez se estaba enfrentando a Cherubimon, otro de los ángeles Digimon que viven en el castillo de Seraphimon.
-¡NO ESCAPARÁS DEL CASTILLO DE Seraphimon!-dijo Cherubimon, deteniendo a MegaloGrowlmon, que le estaba empujando con sus cuchillas afiladas-
-Es… Es… No lo puedo creer-se decía Tailmon a sí misma- Es otro de los ángeles del castillo de Seraphimon, y también está en nuestra contra…
Tailmon aprovechó que Cherubimon y MegaloGrowlmon estaban peleando y salió huyendo por otro camino. Pero, antes de que pudiera hacer nada, el ángel Digimon la cogió por la nuca, la acercó a su cara y dijo:
-¿Tú donde te crees que vas?-cambió a modo oscuro- Creo que es hora de ponerme serio-tiró a Tailmon al suelo desde una altura considerable- ¡Lightning Spear!-empezó a cargar un ataque oscuro en su brazo izquierdo, mientras su cara se movía de un lado al otro, con su oscuridad palpitando de un lado al otro.
MegaloGrowlmon se preparó para lanzar un ataque ígneo que salía de los dos cañones de su espalda
-¡DOUBLE EDGE!-salieron dos rayos rojos, con un aura de fuego, a una temperatura increíble, directos hacia Cherubimon-
Cherubimon absorbió gran parte de los rayos usando su mano de oscuridad que absorbía eso. La oscuridad empezó a esparcirse desde su mano y atacaba poco a poco a MegaloGrowlmon, mientras absorbía su ataque con una oscuridad creciente. Aun así, el otro rayo alcanzó el otro brazo de Cherubimon, y le hizo un agujero, que se regeneró en un segundo, mientras decía:
-Eso no es nada
Tras absorber el ataque, se lo devolvió, con el doble de potencia, y le dio en plena armadura, cosa que lo tiró al suelo.
-¡NO PODÉIS DERROTARME!-dijo
Tailmon y MegaloGrowlmon estaban en el suelo, derrotados, sin poder moverse. Éste último volvió a su etapa niño; Guilmon. Tenía sangre en la boca y las garras. El pobre estaba muy cansado, y muy confundido, se sentía desorientado. Cuando, de detrás de los arbustos, apareció otro ángel Digimon: Ophanimon.
-¡DETENTE, CHERUBIMON!-dijo Ophanimon, lanzando la jabalina sagrada hacia Cherubimon- Deja a estos pobres Digimon en paz. ¿Es que no lo entiendes?
-Ophanimon…-dijo Cherubimon, deteniendo la jabalina de su compañero ángel- Tú, como siempre, entrometiéndote en nuestros planes e ideales… Eres tú la que no lo entiende…
-¡Los Digimon necesitan ser libres-respondió la ángel- ¡Si cooperamos juntos, nadie nos podrá quebrantar jamás! ¡Debes confiar! ¡Tú y Seraphimon!
-¡No lo entiendes!-dijo Cherubimon- La amenaza es más grande de lo que parece
Ophanimon creó una barrera espiritual para que Cherubimon no les siga, cogió a Tailmon y Guilmon para llevarlos a un lugar seguro. Los dejó en el suelo, que estaba cerca de un bosque, con hierba blanda y fresca, y usó una magia curativa para curar sus heridas.
-¿Estáis bien?-preguntó Ophanimon-
-S-s-sí…-contestó Tailmon- M-muchas gracias por salvarnos. Pensaba que los tres ángeles estaban corruptos y que no encontraría nadie más a nuestro favor-acabó, dejándose caer en el regazo de la ángel Digimon-
-No pasa nada, tranquila-respondió Ophanimon, acariciando a la gata digital, a la vez que acariciaba a Guilmon-
-Gra-gracias…-dijo Guilmon- Lo pasé realmente mal en ese calabozo-
-No temáis, ya estáis a salvo, tranquilos…-respondió Ophanimon, acariciándolos con cariño-
-No entiendo nada… Inicié un viaje en busca de respuestas, porque siempre veía muchas injusticias alrededor del mundo… Ese Beelzebumon, que se daba el lujo de pegarnos en mi aldea…Vine a ver a los tres ángeles del castillo de Ophanimon, y resulta que Seraphimon y Cherubimon están en nuestra contra…-dijo Tailmon a Ophanimon-
-Tranquila, sé lo que está ocurriendo aquí…-contestó- Todo tiene una explicación
Ophanimon empezó a contarles la historia amablemente:
-Hace un tiempo, vino Beelzebumon a nuestro castillo-relataba la ángel Digimon Ophanimon- Teníamos miedo, pues la presencia de un Rey Demonio en un castillo Sagrado no es algo que deba ser muy bien percibido. Se presentó ante nosotros tres; Cherubimon, Seraphimon y yo, Ophanimon. Y nos dijo que… no luchemos contra la oscuridad… que teníamos que crearles pesadillas a los Digimon, para extraérselas y almacenarlas en el prisma de cristal que hay en el castillo… Que él las quiere para… algo maligno, que no se nos está permitido nombrar… De lo contrario, él vendrá y nos matará-empezó a llorar, recordando los malignos planes de Beelzebumon-
-Pobre ángel Digimon…-pensaba Tailmon- Debe ser muy duro tener que rendirse ante un poder tan maligno. Está llorando, eso significa que los planes de Beelzebumon son demasiado fuertes… Eso de extraer pesadillas… ¡era lo que hacían Bakumon y Seraphimon!- ¿Por qué no luchasteis contra él?-preguntó-
-No puedo contarlo… lo siento… solo sé que su poder es demasiado maligno como para hacer nada-dijo Ophanimon- Si Seraphimon y Cherubimon volvieran a ser los mismos, podríamos hacer frente a Beelzebumon… Pero están cegados por el miedo, por la seguridad del mundo digital y lo que pueda pasar. Por eso hacen caso a Beelzebumon… Y instalaron esas horribles instalaciones de esclavización de Digimon, en esa aldea, ya que les obligó Beelzebumon. Con esas instalaciones, logran extraer los sueños oscuros de los Digimon, y Beelzebumon va aumentando su poder, poco a poco… Soy la única de los tres ángeles dispuesta a luchar-continuó llorando aun más-
Guilmon miraba triste a Ophanimon, le daba mucha pena. Tailmon se quedó sorprendida, ya que era una ángel Digimon, una de las más poderosas, y estaba llorando por la amenaza de otro Digimon. Las cosas pintaban muy mal. La gata digital sólo quería justicia. Le dio unas palabras de calma
-No pasa nada, tranquila…-decía Tailmon- Estoy dispuesta a llegar a la verdad de este asunto… ¡Te prometo que derrotaré a ese Beelzebumon!-dijo, abrazándola mientras lloraba de emoción- ¡Y POR TODOS LOS DIGIMON, PARA HACER JUSTICIA!
-¡Yo también quiero ayudarte, Tailmon!-dijo Guilmon- Por culpa de Beelzebumon y sus sucios planes, mataron a toda mi familia, y estuve encerrado en ese calabozo durante un mes…-todavía rugía mucho- No sé que me pasó antes, pero tuve ganas de asesinarlos a todos… Estoy confundido. Debo ayudarte derrotar a ese Beelzebumon-se miró la sangre de las manos-
-¡No!-dijo Ophanimon- No debéis intentar nada bajo ningún concepto. Es demasiado peligroso. ¡Deteneos!
-Antes, debo volver al Castillo… Voy a encontrar a Tentomon. No creo que haya muerto-respondió Tailmon-
-¡Yo te acompañaré, Tailmon-respondió Guilmon-
Tailmon estaba tan preocupada que casi ni se dio cuenta de que Guilmon la quería seguir. Normalmente no se lo permitiría, para no poner en peligro a terceros, pero no tenía tiempo suficiente para pensar mejor.
-¡NO!-respondió Ophanimon, preocupada- Corréis grave peligro. No sabéis cuán locos se han vuelto esos dos… Ya no son los mismos, los benevolentes ángeles… Y todo por el miedo
-Si es así… Debo enfrentarme al miedo, o acabaré como ellos-dijo Tailmon, mientras corría rápidamente hacia el castillo, y Guilmon la seguía-
Tailmon se decidió y volvió a entrar rápidamente en el Castillo, pasando por la mazmorra en que estuvo encerrada. De mientras, Ophanimon intentó entrar en el castillo para detenerles, pero Cherubimon le impidió el paso.
-No vas a poder ayudarles…-dijo, impidiéndole el paso con sus grandes manos-
-Maldito…
-Si iba tras ellos, no podría detenerte. Seraphimon ya se encargará de matarlos.
-¡Déjame pasar!-respondió la ángel, apuntándolo con su jabalina sagrada-
-No te atreverás a matarme con eso…-contestó Cherubimon, cargando su puño oscuro, a punto de atacar a Ophani-
-Por supuesto que me atrevo-mintió Ophani-
-Sabes que no… si me matas, ya no estaremos los tres ángeles unidos, y no podremos hacer frente a Beelzebumon…
-¡ENTONCES DEJA DE TENER MIEDO Y APOYA ESA CAUSA!-gritó Ophani, cargando un ataque sagrado-
De mientras, Tailmon y Guilmon entraron en el castillo, de forma apresurada. Llegaron a la sala en que estaba Seraphimon y, para sorpresa de Tailmon, ¡Tentomon seguía vivo! Pero al parecer volvía a estar en peligro; pues se estaba enfrentando a Seraphimon, y eso era algo muy peligroso.
-¡Tentomon!-gritó Tailmon, aliviada por ver a su amigo vivo, pero preocupada porque podría resultar herido o muerto-
-¡¿Por qué no quieres ayudar a la aldea?!-preguntaba furioso, Tentomon-
-Ja,ja,ja…-respondió Seraphi- ¡No te atrevas a volver a preguntar, mocoso!-levantó su brazo, cargándolo de luz, dispuesto a agredir a Tentomon.
-¡Detente!-gritó Tailmon, intentando detener a Seraphi-
Un destello de luz apareció detrás de ellos y dio de pleno en Seraphimon, haciéndole caer al suelo. Era uno de los disparos sagrados de Ophanimon, acompañada de Cherubimon, que la estaba ayudando.
-¡Seraphimon!-dijo Ophani- Eres el único que falta… Cherubimo ha decidido vencer al miedo y unirse, para volver a ser los ángeles que éramos antes. ¡Sólo faltas tú!
Seraphimon seguía cegado por el miedo. Con una vista perdida en el horizonte, no sabía como reaccionar, ya que Cherubimon había decidido luchar; él era el único que faltaba. En su interior rezumaba un deseo de ayudarles, pero el miedo le controlaba.
-He decidido luchar contra el miedo de una vez, Seraphi-dijo Cherubimon, en su forma angelical-
-No… No puedo… simplemente… ¡no podemos!-respondió Seraphimon, alzando su puño y cargando un ataque, que mataría a todos los presentes-
Ophanimo se abalanzó rápidamente hacia Seraphimon y puso su jabalina en el cuello, a punto de clavársela.
-Es mejor que te estés quieto-dijo Ophani- Tailmon, Tentomon, Guilmon… Si queréis ayudar a esa aldea… ¡destruid la sala de ordenadores del castillo! Desde ahí se controla el plan de esclavos de la aldea, que fue ordenado por Beelzebumon. De mientras, distraeré a Seraphimon-
-¡VAMOS!-respondieron los tres, buscando esa sala, rápidamente-
-¡NO! ¡NI SE OS OCURRA! ¡ESA SALA NO!-el ángel Digimon estaba desesperado, ante el miedo que le carcomía por dentro- El mundo estará perdido.
-¡ES HORA DE HACER JUSTICIA!-gritó Tailmon-
-Por fin… por fin llegó la hora… de vengar a toda mi familia… y hacer algo útil, ¡por fin!-pensaba Tentomon, con lágrimas en los ojos, corriendo a toda velocidad hacia dicha sala-
Tuvieron que pasar por más de cinco pasillos, tres habitaciones falsas y dos zonas laberínticas, además de esquivar a los Centarumon que vigilaban ciertas zonas.
Pero, al final, lograron encontrar dicha sala maligna. Estaba gobernada por un Andromon, que no pensaba dejarles destruir nada, ya que estaba programado para proteger toda esa maquinaria.
Tentomon, lleno de rabia y ganas de venganza por su familia, que había sido asesinada por culpa de esas máquinas. Decidió romperlas con mucha fuerza y, en signo de la libertad, alzó las extremidades, cargadas de electricidad, y golpeó con mucha fuerza las máquinas, las cuales empezaron a arder con tremendas chispas, que simbolizaban el contacto entre la represión y la libertad. Tailmon, emocionada, hizo lo mismo; sentía que lo que hacían ayudaría a alcanzar la libertad, así que clavó bien sus garras en las máquinas; por mucho sufrimiento que le pudiera ocasionar el contacto con la electricidad.
-¡POR LA LIBERTAD!-gritaban los dos amigos-
Guilmon decidió hacer lo mismo, cargando sus ataques de garra con fuego, y las máquinas explotaron. Quería vengarse de lo que le hicieron a su familia.
-¡¡LUCHEMOS POR LA LIBERTAD!!-gritaban-¡ALGÚN DÍA SEREMOS LIBRES!
Andromon, perplejo, no sabía qué hacer y, ante el gran entusiasmo de los tres Digimon, quedó paralizado.
Nuestros tres héroes de la libertad golpeaban las máquinas con toda voluntad, y seguían, y no paraban, ¡en nombre de la libertad!; aunque sangraran sus manos de brutal forma; la libertad estaba un paso más cerca de ellos. La sala de máquinas explotó, haciendo que el mecanismo de esclavos de la aldea quede desactivado, y haciendo que pueda volver a la normalidad.
-¡LO LOGRAMOS!-decían los tres, llorando de felicidad, mientras volaban por los aires, llegando a la aldea de Tentomon-
La aldea había recuperado su aroma y color original: verde, fresco, aromático y selvático. Los Digimon que vivían ahí habían muerto para siempre, pero, a cambio, había nacido una nueva generación de Digimons de esa aldea; unos Digimon bebé preciosos, recién salidos de unos digi huevos. Tentomon, orgulloso, lloró de felicidad ante ellos, y se labró un nuevo futuro, ya que había salvado, junto a sus amigos, su propio hogar, propiciando un nuevo hogar para los Digimon. Tailmon, al igual que su amigo, estaba plena de alegría; habían logrado hacer justicia en un lugar del Digimundo.
-Lo hemos logrado-dijeron los tres Digimon, chocando sus manos a la vez, aun estando llenos de heridas-
Dese el castillo, Seraphimon observaba como nacían nuevos Digimon en la aldea. Vio que la lucha daba sus frutos, y comprendió que lo mejor era unir fuerzas, dejando de lado su miedo.
-Lo siento…-se disculpaba ante Ophain y Cherubi- Creo que lo mejor es que deje de lado ese miedo, y luchemos juntos contra Beelzebumon-
Ophanimon le sonrío, posando la mano en su hombro, comprendiéndole por el miedo que pasaron los tres, mientras Cherubimon aguardaba feliz, llamando a Guilmon, Tentomon y Tailmon desde la ventana.
-Hay algo que os debemos decir
Volvieron a la sala de Seraphimon, y éstos se disculparon:
-Disculpad las molestias que os hemos causado-Cherubimon y Seraphimon usaban magia para curarles
-Como veis, han vuelto a la normalidad, y a partir de ahora lucharemos los tres juntos-dijo Ophani, con una sonrisa- Todo gracias a vosotros, muchas gracias, de verdad.
-¡De nada!-dijo Tailmon- El placer es nuestro. Nuestra misión es conseguir la libertad de los Digimon.
-Aunque todavía nos queda un largo camino para derrotar a ese Beelzebumon…-dijo Cherubimon-
-Es cierto-respondió Tailmon- Pero creo que podremos derrotarles
-De nuevo, gracias-respondieron los ángeles-
-Fue un placer ayudar a mi propio hogar-dijo Tentomon-
-Ya me siento mejor-respondió Guilmon, entre risas-
-Es hora de que os entreguemos un preciado tesoro de los ángeles Digimon-dijo Ophanimon- Tomad esta llave sagrada. Es la Llave Grafina. Os servirá en vuestra aventura. Sirve para ir al reino sagrado digital, aunque todavía no habéis encontrado el lugar para usarla.
Tailmon la cogió y la puso en su mochilita.
-Gracias, nos servirá-contestó la gata digital- Por cierto, ¿hacia dónde podríamos continuar nuestra aventura?
-No sabemos exactamente la localización de zonas malignas, pero estamos seguro que en esta Isla aun quedan misterios por explorar-respondió Cherubi- De todas formas, muchas gracias por vuestra ayuda, y por habernos ayudado a recapacitar. Seguro que eso ayudará a este mundo.
-El placer es nuestro-respondieron-
Y así, con esta gran victoria, siguieron su camino, investigando más a fondo la Isla File, dejando atrás el castillo y a los tres ángeles guardianes que, seguramente, harían justicia por fin contra Beelzebumon.
Horas más tarde de haberse alejado del Castillo, Seraphi estaba en su sala, solo, observando con esperanza por la ventana.
-Sois perspicaces…-Beelzebumon se infiltró en el castillo- Os dije que no podíais luchar contra mí… Idiota-clavó su garra en Seraphimon, que era el único que estaba a esas horas en la sala, y cayó al suelo, ensangrentado:
-Ayuda… Ophanimon, Cherubimon…
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