Fue un accidente. Todos en el laboratorio sabían que el Flood no debía exponerse a una criatura viva. Las esporas sólo se cultivaban con fines académicos y teóricos, nunca llevadas a la práctica. Un error del personal científico, que manipulando constantemente el material biológico se confió demás y no revisó si las medidas de contención y aislamiento habían sido aplicadas correctamente.
Las esporas se filtraron por los ductos de ventilación y afectaron a una criatura Ranodon del equipo de análisis xenozoológico que operaba en el recinto vecino. La mutación fue rápida, el desastre absoluto. La neutralización de la amenaza costó muchas vidas. Los sobrevivientes del evento todavía están en cuarentena.



Entre las modificaciones observadas se destacan las deformaciones de la zona superior, con tumores productores de más esporas flood. La dermis de la criatura tomó tonos amarillentos, provocados por secreciones propias del patógeno invasor. Su cuerpo presentó un desarrollo muscular excesivo, que le otorgó gran fuerza y capacidad demoledora, principalmente en su brazo izquierdo. Sus extremidades de apoyo fueron alteradas para soportar su incrementado peso.

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